jueves, 18 de septiembre de 2014

La mujer que regresaba

Esa mujer se iba y volvía y en cada regreso era una nueva.
Me llevaba una vida reconocer  su  misterio, su claridad de amanecer, las sombras de su oscuridad.

Esa mujer volvía  y era un nuevo dilema del amor, de la vida, y de la muerte también.

Era hermoso interpretar su piel como intacta, su corazón de nube o cielo agitado de vientos, su voz de hojas enardecidas,  los tallos siempre de retoño.


Y ahí estuve detenido en el  tiempo esperando y esperando su regreso; cada vez.